lunes, 20 de mayo de 2013

Julie… El final (le rompi el culo a Tamara)

La niebla sobre la carretera entre Morelia y Guadalajara era intermitente pero espesa, nunca supe exactamente lo que paso, pero lo imagino como una repetición del accidente que le rompió una pierna hacia algunos años.
Julie me había contado aquella ocasión, que había salido con dos amigos y tres amigas del trabajo rumbo a unas cabañas en el pintoresco pueblo de Mazamitla, en Jalisco; ellos habían ingerido alcohol de más durante la comida por lo que ella decidió manejar por ser la más sobria, siempre fue moderada en todo.
La vía asfaltada tenia ligeras elevaciones, amplios carriles y serpenteantes curvas a atravesando bellos bosques de coníferas de la sierra madre occidental, Julie manejaba muy bien, prefería ir rápido que despacio, era de reflejos agiles, y sabía leer las señales de otros conductores anticipándose a sus movimientos.
No recuerdo que automóvil manejaba aquella ocasión, solo sabía que era un deportivo compacto, iban a muy buena velocidad, sin duda superando los 130 kilómetros por hora, pero un Ford Mustang GT los rebaso en ese instante, alguien dijo una especie de burla por ir “como tortuga” a lo que ella contesto:
-Es que este coche viene muy pesado… ¡pónganse a dieta!
Todos estallaron en risas…
Las carcajadas se apagaron de repente al salir de la siguiente curva, en un instante hubo una confusión causada por la escena que se encontraba a menos de cien metros de ellos, un chirrido característico de llantas frenando, las luces de “Stop” del Mustang, el aroma de neumático quemado en el asfalto, una nube negra de caucho mezclada con niebla blanca, apenas visible entre la bruma una larga hilera de focos atravesándose de lado a lado de la carretera, el rugido de un motor que no podía salir de la cuneta, y troncos de madera tirados en la vía.
-¡Frena!- Grito alguien con desesperación
No era necesaria la indicación, Julie ya estaba aplicando los frenos con fuerza, acostumbrada al sistema ABS de su propio vehículo no advirtió que este auto tenia frenos de disco y compensación electrónica de frenado, con desesperación bombeo dos o tres veces el freno para detenerse, mala idea, el hacerlo confundió los sensores electrónicos de frenado evitando que estos actuaran como deberían hacerlo, el auto siguió la inercia hasta casi detenerse junto al otro carro, justo antes de golpearlo su mano busco el freno de mano pero no tuvo tiempo de accionarlo, un fuerte trancazo se sintió en la parte trasera del auto, otro vehículo se impacto con ellos cuando su conductor se vio sorprendido por la escena y no logro actuar con la misma rapidez que Julie y el conductor del Mustang, el golpe los proyecto con más fuerza sobre la plataforma del tráiler atravesado a lo ancho de la carretera bloqueando los dos carriles.
Segundos antes, un tráiler cargado con madera intento girar para salir de la carreta hacia un camino rural, las llantas del transporte de carga cayeron en una cuneta y la carga levanto la parte trasera del tractor, impidiendo la tracción con la superficie de las llantas que giraban sin poder alcanzar el piso, la plataforma ocupaba todos los carriles atravesada de lado a lado apenas indicando su posición con una hilera de luces a lo largo, en menos de lo que dices “sorpresa” sucedió todo.
Lo último que recordaba Julie sobre ese accidente fue un dolor intenso en la pierna al romperse su peroné y un golpe seco que le sumió en una bendita inconsciencia de la que se recupero horas más tarde en una ambulancia de los servicios médicos de la Cruz Roja, del accidente pocos nos enteramos.
Dos meses después de serle retirado el yeso de la fractura en su pierna Julie acepto mi propuesta de vivir en Puebla, le era imposible seguir viviendo en Guadalajara; me confesó que tuvo secuelas por el accidente, dejo de manejar y el simple hecho de ser pasajera en un vehículo le ponía ansiosa y en extremo nerviosa. Por las noches tenia pesadillas relacionadas con el accidente.
Una vez en la ciudad de Puebla ella fue tratada por una psicóloga amiga mía, su estancia aquí nos permitió que la relación entre ambos se consolidara y sus avances se notaban, su confianza regreso al estar a cerca de mí, volvió a manejar pero aun así… las pesadillas seguían, finalmente estas terminaron cuando sobre la misma cicatriz de su fractura la lleve a que se hiciera un tatuaje tipo tribal que a primera vista era una serie de garabatos estilizados, pero que poniendo atención decía “Propety EA”.
Cuando Tamara me informo que Julie había fallecido en un accidente de tránsito cerca de la misma carretera, mi mente se trasporto a aquel accidente, como si de un “dejavu” se tratara, al enterarme mi desazón fue grande, incluso ahora que lo escribo, que ha pasado mucho tiempo no puedo evitar que mis ojos se llenen de lagrimas por la pérdida sufrida, ni siquiera pude estar en el sepelio, yo estaba en Ensenada mientras ella iba de visita a Morelia, cuando Tamara me llamo, estaba en la sierra de San Pedro Mártir pues había sido invitado por mi amigo Bernardo a una investigación con el CICESE. La llamada nunca me llegó, no había cobertura donde me encontraba.
Al termino de los cursos del otoño de aquel año, Tamara fue a mi departamento a recoger todos los artículos olvidados por su hermana, las clases para ella habían concluido y al cabo de un tiempo había terminado con su novio, sin Julie no tenía sentido para Tamy seguir en esta ciudad, pidió su traslado académico a la Universidad de Guadalajara.
Cuando la mire note el cambio en su imagen, se había maquillado con cuidado, quizá más de lo necesario para una visita casual, sus ojos tenían una sombra nacarada ligeramente rosada que le daba un aire inocente pero sensual, y sus labios cubiertos con lápiz labial igualmente rosa pero de más intensa tonalidad, destacaban por el brillo que los cubría, su cabello ahora era más largo y lo había alaciado, tiño su original castaño que ahora era rubio, más bien castaño claro, se veía muy linda particularmente porque al vestir de negro por el luto su piel se notaba más clara pero en su rostro aun había pesar, la invite a pasar, nos dimos un beso en los labios que casi fue un roce inocente, lo primero que hizo ella fue que me entrego las llaves de mi depa que en vida fueran de su hermana.
Busque todas las cosas de Julie para dárselas, excepto los artículos con que jugábamos (como su collar, las correas de piel, unos videos, las esposas de cinta nylon, las cuerdas de seda, palas y bambús) de los que me deshice en un campamento quemándolos en una fogata al pie del volcán Iztacihuatl, era un buen final, porque sabía que Julie había pedido ser cremada también, sus artículos restantes de uso diario, sus fotografías, el cargador de su celular, algo de ropa y sus libros… Incluyendo el de “El viajero” que yo le había regalado a Julie,todo eso lo coloque en una caja de cartón que ayude a Tamara a guardar en la cajuela del auto que había sido de Julie aquí en Puebla.
Habían pasado algunos meses, y al dolor de la perdida vino la fuerza para vivir nuevamente, tener que enfrentarse al mundo diario, al que no se detiene por la pérdida de una persona, sin importar lo grandiosa que esta hubiera sido en tu vida, o en la vida de muchos… Regresamos al departamento solo para hacer un brindis en su memoria, Tamara me sonrió, me dio un abrazo en el que me daba sus condolencias por la pareja perdida y yo le daba mi pésame por la hermana que jamás vería nuevamente.
Al primer vaso de whisky siguieron otros, la botella de Jack Daniel´s quedo con menos de la mitad de su contenido, sabíamos que era la despedida, ninguno deseaba soltar ese cálido abrazo en que nos encontrábamos en ese instante… no decíamos palabra alguna, sentados en el sofá del departamento mirando a la ventana, atardecía, ninguno había querido levantarse a encender las luces a pesar de la penumbra, Richard Clayderman sonaba en ese instante… había puesto un disco MP3 con canciones instrumentales.
Una lámpara de la sala con forma de árbol otoñal hecho en base a un árbol de eucalipto cubierto de más de 200 pequeños focos de cerillo se encendieron automáticamente al notar la ausencia de luz solar, estaba programado para que así fuera, y por primera vez, como si fuera ella, como si Julie reencarnase por un instante en su hermana, esta se dirigió a mí en los términos que solo una esclava podría haberlo hecho, hablándome de “usted” como correspondía.
Mi querido Eduardo… -Empezó a decir poniendo un dedo en mi boca para evitar que la interrumpiese y la dejara terminar con su discurso- …es evidente que mi estado no es lógico pero tampoco emotivo, en este momento es más bien espiritual. No he puesto en usted mis esperanzas, pero solo el significado suyo para mí se hace mas y mas claro. Puedo o no puedo estar enamorada de usted, y sin embargo no sería de la forma en que usted lo podría imaginar, pero puedo simplemente quererlo, apreciarlo, estimarlo. Lo importante es que usted como fuego, me depura, que su presencia en mi vida es una piedra de toque, el aguafuerte del grabador…. ¿y si estuviera enamorada de usted? ¿Y si no lo estuviera?
Al decir estas palabras pude notar un ligero temblor en sus labios, ella no quitaba su dedo de mis labios, empezó a acariciarme, yo me deleitaba observándola, Julie y ella tenían tanta semejanza físicamente. Su discurso continúo:
Y sí aun así pudiera amarle, pero nos fuese prohibido por todas las reglas concebidas dentro de las leyes humanas y divinas… tendría que pedirle que no cese de buscar su felicidad aunque esta se halle lejos de mi persona. Es usted para mi más que lo que todos podrían imaginarse, mi querido cómplice, le podría llamar amigo, podría decirle también amante fraterno que debería ser lo más correcto, compañero de mi hermana en sentido estricto, pues decirle otra cosa nos compromete y estremece por no plasmar bien a bien lo que despierta y hace permanente en mi…
Me tendió usted la mano en el momento en que todo zozobraba en mí y lo sigue haciendo, formuló un deseo de armonía en mí y alrededor mío todo se volvió fuerte, ordenado, sereno y luminoso a pesar de nunca haber sido mi amo.
Consideró que la relación nuestra esta mas allá de lo mezquino en la persona, y es probable que no podamos volvernos a ver después del día de hoy, y aun así, usted tiene en mi una sirviente leal, y a pesar del tiempo, la distancia o las circunstancias el lazo que nos une no se debería romper, pues como ya dije, nuestros sentimientos van más allá de lo mezquino de la persona.
Hace tiempo le hice una promesa, le prometí entregarle mi “otra” virginidad, y ante la falta de certeza de saber si su cálida compañía se repetirá en mi vida, le pido humildemente tome lo que por derecho le corresponde… por favor… tome mi culo… que ahora es suyo.
¿Qué puede decir uno cuando alguien le pide de esta manera que le rompas el culo? Era una petición expresa de una sumisa, de una esclava sexual… La ternura con que me miro y la forma en que me acariciaba el rostro no me dejaban dudas de que lo quería hacer, después de todo, yo fui quien le desvirgo con la anuencia de su hermana, yo había sido su primer hombre, y era la manera más honesta de despedirnos, haciendo el amor, porque invariablemente amor existía entre nosotros.
No sabía que decirle exactamente, salvo por el cabello castaño más claro que el de su hermana (antes de teñírselo y alaciarlo), ella era como Julie, el mismo tipo de culo, paradito y respingón.
Esa tarde Tamara llevaba un pantalón muy similar al que había traído la primera vez que nos vimos, era negro entallado, una amplia blusa negra igualmente cubría toda su parte superior y hasta abajo, escondiendo un poco sus nalgas, haciéndolas menos obscenas de lo que eran realmente, pero que indudablemente notarias.
Ambos teníamos luto, por ello nuestros atuendos eran negros, yo vestía mi traje de dos piezas estilo japonés, mi camisa por casualidad era aquella que Julie me había regalado el día de mi cumpleaños, rojo sangre, como el vino oporto, de cuello mao, acerque su cabeza a mi boca y le di un beso, era un beso de aceptación, pero creo que ella dudo un instante ante mi silencio, porque continúo su razonamiento con las siguientes palabras:
-Desde aquella noche he querido darle las gracias porque existe. Es posible que su usted mismo no pueda imaginar lo mucho que me ha ayudado conocerle tan de cerca y saber que nos une un lazo más estrecho que la simple amistad, que la mera complicidad, y que quizá un día tenga yo el valor para podérselo confesar, gracias porque su sola existencia puede prestarme una fuerza que en mi se convierte en fortaleza.
-Al contrario Tamara, te doy gracias a ti por ser lo que en mi vida eres.
No se dijo mucho mas… levanto su cara, cerró los ojos y me ofreció su boca, esa boca fresca y sensual… la seducción empieza con un beso; un beso nada mas…mis labios se pegaron a los de ella tímidamente, como quien bebe vino de consagrar, sus labios se abrieron para dejarme ir más allá, para explorarla por todas partes con mi curiosa lengua, mis labios succionaron los suyos suavemente, chupándole y deleitándome con el labio inferior… tal y como lo hacía con su hermana… tenia sentimientos encontrados.
Seguramente intuyendo eso Tamara no dejo de besarme, para evitar que yo pudiera decir nada, con sus labios me impidió quejarme, no quería que hubiera la posibilidad le dijera que no, me beso durante varios minutos… y entre los besos fue quitándome todos los reparos que pudiera yo tener, Tamara tiene esa forma de besar que solo una niña de 16 o 17 años te puede dar, creo que a los 16 años de edad dio su primer beso y parece que nunca dejo de hacerlo de la misma forma, me besa con esa intensidad y ternura que te da la adolescencia, a pesar de los años ella no había perdido esa manera de besar tan característica.
Sus labios delgados acariciaban los míos con la delicadeza con que la espuma del mar se desliza por entre rocas y arrecifes, pero con la misma intensidad con que una ola golpea la roca, sus dedos no se quedaron quietos mucho tiempo… empezaron a buscar los siete botones de mi camisa, desabrochándolos uno a uno.
Por mi parte mis manos también reaccionaron y se deslizaron ahora sobre su talle tomándola por esa breve cintura, la jale un poco hacia mí, para poder besarla mejor, bebiendo su fresco aliento, su boca que me ofreció su lengua, y llegó a mi esa conocida sensación de que ella ya era mía, una mano mía estaba sobre su cintura aun y la otra le acariciaba el cabello por debajo de la nuca, ella hizo un delicioso gemido mientras tanto.
Fue una larga sesión de besos, ella logro quitarme la camisa, quede desnudo del torso porque me había quitado el saco hacía ya rato. Por mi parte con cierta destreza había podido desabrochar su sostén que por ser de broche al frente dejo sus senos libres adivinándose por la ligera tela de la blusa, la sala seguía apenas iluminada, estábamos en penumbras.
Entre beso y beso mis labios se desviaban a su cuello, a sus oídos, y mis manos empezaron a acariciar sus pechos por encima de la tela, ella misma subió la tela de su blusa sin importarle que se arrugara, Tamara me estaba mostrando sus delicados pezones con una pequeña aureola de rosado color pálido que casi se perdía en la también pálida piel de esta mujercita, ante la visión de esos senos pequeños pero lindos me deje llevar y mis labios comenzaron a besar, a chupar, a lamer, a succionar… mis acciones eran acompañadas de esos gemidos suaves y agudos de Tamy.
En un momento dado ella se estiro para quitarse completamente la blusa quedando sus brazos estirados hacia el techo, pero se atoró con el brasier por lo que me levante y le ayude a quedar desnuda del torso como yo, ella se levanto y se dio la vuelta dándome la espalda, se echo hacia atrás recargándome su culo contra mi entrepierna provocándome una erección más visible, desde esta posición sentir su espalda en mi pecho desnudo es una sensación cálida y agradable, su cabello me hacia cosquillas, pero no dejaba de ser muy agradable la sensación de su cuerpo joven, suave y cálido a mi disposición.
Desde atrás le tome sus pechos con mis grandes manos que los cubrían perfectamente, y mis labios le besaban el cuello al tiempo que ella estirando sus manos me tomaba de la cintura para acercarme más a su cuerpo, así estuvimos unos minutos en los que ella levantaba sus manos y me acariciaba entrelazando sus dedos en mis cabellos, yo me deleitaba besando su largo cuello que me encanta, jugando con mi lengua en su oído, mordiendo de vez en vez su lóbulo, aspirando su perfume floral de jazmines, su aroma de mujer, sintiendo su excitación y jugando con sus pezones entre mis dedos…
Tamara estiro las manos hacia atrás y me quito el cinturón, pero me dejo el pantalón puesto, pude haberla tomado en la sala pero tenía presente que la intención era desvirgarle el culo, así que la tome entre mis manos como mi más preciada posesión y la transporte así con facilidad los seis o siete metros que nos separaban de la recamara donde la coloque en la cama, sentí su cuerpo suave y frágil sorprendiéndome de lo ligera que resultara, no pesaba mucho en realidad y pude transportarla hasta mi recamara sin problema alguno mientras ella en el trayecto me daba besos en mi rostro, una vez en la cama entre besos y caricias fui quitándole lo que le quedaba de ropa, difícilmente habría alguien descubierto el hilo rojo de su tanga asomándose ligeramente por el borde de la cintura del pantalón, un pequeño toque interno de color ante la seriedad del resto de su atuendo que por otro lado fue igualmente fácil de quitar, la deje solamente con esa bellísima prenda roja, la puse hincada sobre la cama levantando su culo al aire, la cara de Tamara estaba recostada sobre el colchón mirándome con expectativa…
Baje lentamente la minúscula prenda fue entonces que me di cuenta de que lo que en primera instancia creí que era un hilo rojo delgado, resultaron ser dos mucho más delgados tan estrechamente unidos que parecían uno solo, lo acomode y me gusto mucho como se veía, pero no los deje ahí por mucho tiempo, lo baje lentamente para dejar al descubierto el culito y la raja de Tamy, me quede observando sus dos agujeros embelesado por un instante, sin poder evitarlo me fui directamente a su culo besándolo, lamiéndolo y llenándolo de mi saliva como preparación previa al jugueteo de un dedo que le metí muy suavemente pero que de inmediato sintió la estrechez del lugar que intentaba penetrar, ella respingo cuando intente meterlo más allá de lo que mide mi uña, decidí que era momento de intentar un lubricante más adecuado, me levante estirándome al buro y abriendo un cajón saque un frasco con aceite para bebes, no tarde mucho en esto pero cuando di la vuelta Tamara estaba ya boca arriba con las rodillas recogidas, las platas de sus pies firmemente plantados en la cama, abrió sus piernas para dejarme ver su rajita completamente depilada, había tomado esa costumbre desde nuestro primer encuentro y me halagaba mucho con ese detalle.
Reinicie mis besos por todas partes de su cuerpo mientras me quitaba el resto de mi ropa para quedar en igualdad de condiciones, quedamos ambos desnudos en instantes, pero eso era solo el principio, tenerla desnuda ante mis manos me ponía muy caliente, mi excitación era más que evidente…
Nos dimos una larga serie de besos ahora ambos recostados en la cama, nuestras bocas se encontraron buscando encontrar el sabor de su contraparte, después del pene, los hombres tenemos más terminaciones nerviosas en la boca que en ningún otro lado, un larguísimo beso con nuestras lenguas enlazadas término las caricias porque me dedique a recorrer su cuerpo con mis manos, con mi boca, con la lengua, rozando su rodilla con mi vientre…
Nosotros estábamos ahora acomodados a lo largo de la cama sobre la colcha, Tamara se ofrecía a mi vista cuan bella es, posaba para mi mirando con cierta modestia hacia un lado, boca arriba se cubría los pechos con una mano, y con otra ocultaba de mi vista su pubis, me acerque para sentir su calor, me embriagaba su aroma, ahora era un aroma a mujer en plenitud, aspire largamente, casi fue un suspiro largo pero a la inversa, le hice apartar ambas manos para mirar a mi antojo, y acercándome lentamente a su cueva reinicie el cunnilingus en su concha.
Mis laidas y chupadas se prolongaron por varios minutos, acompañados por sus gemidos de placer…
-¡ah!… ¡ah!… ¡Ow!… ¡ah!… ¡ahsss!… ¡ah!… ¡ah!… ¡aaah
Tamara me sorprendió mucho esa ocasión por la cantidad de flujo que soltaba, se chorreaba de placer en enormes oleadas de su cálida cueva, lo cual aproveche para lubricar primero un dedo y luego dos para masturbarla, en un momento dado le di la vuelta dejándola boca abajo con la cola levantada por la ayuda de una almohada, en medio de esa excitación me di tiempo de abrir el frasco de aceite de bebe, dejando caer un chorrito abundante en la raja que formaban los cachetes de sus nalgas, tan extasiada como estaba Tamy apenas se dio cuenta del liquido recorriéndole hasta llegar a su ano.
Con cierta pericia empecé a estimular su ano con mis dedos llenos de aceite, logre introducir un dedo hasta el primer nudillo sin que ella se quejara, la evolución fue lenta, pero entre el placer y la nueva experiencia de su esfínter abriéndose poco a poco a mis dedos intrusos ella se fue abandonando a mis caricias en su culo y me dejaba hacer sin protestar, si acaso una que otra queja ahogada, que profería entre sus gemidos de placer…
-!Ahhhhh!,! ahhhh!, ¡ahhhh! ¡Ay! ahummm! ¡ahhhh! ¡Auch! ¡Ahhhhh!…
Su culito se abrió fácilmente a dos de mis dedos, que ahora entraban con mucha facilidad gracias a la lubricación que le daba el aceite para bebes a los músculos de su esfínter…
Sé muy bien que un culito virgen no se abre tan fácilmente, es igual que cuando te encuentras con esa cierta barrera en una chica virgen, pero después me enteraría que Tamy había estado practicando con sus propios dedos lubricados con mantequilla, lo cual ejerció un increíble control de su parte sobre los músculos del ano, en un momento dado entre la masturbada que le daba en sus dos agujeros ella me grito.
-¡Ya!… ¡Eduardo!… ¡Ya métemela en el culo!!!
Yo sabía que podía tomarla en ese momento, pero no cedí a sus suplicas, quería que lo deseara realmente, quería que sus deseos de ser penetrada por el ano fueran casi de una desesperación mortal, me limite a seguirla masturbando ahora con más rapidez… sus músculos temblaron ligeramente, como anunciando una corrida, pero aun así… no iba a tomar tan fácilmente ese culo anhelado y prohibido al mismo tiempo.
-Por favo… por favor! Lalo… -Suplicaba Tamara entre el éxtasis y la ansiedad.
Luego de algunos minutos más, cuando el placer de la masturbación llego a ese punto en que sabes que no es suficiente pero no quieres que se detenga yo hice eso precisamente… me detuve abruptamente.
-Para tu cola más y abre tus nalgas con tus manos Tamy. –le ordene-
Tamara tenía ahora la mejilla derecha en la colcha estirando las manos para cumplir mi indicación, al estar de rodillas levantaba su culo espectacularmente y ante mi vista apareció su culo rosado abierto por sus lindas manos ofreciéndome que lo tomara…
Me puse en posición a la altura de su cola, sentí el calor de su culo incluso antes de que mi pene le tocara, puse la cabeza en la entrada, me di un momento para disfrutarlo, y luego, con una ligera presión me posicione logrando meter el glande de mi pene, pero hasta ahí llego, el esfínter puso una ligera resistencia a mi embate, me sujete de su breve cintura y simplemente deje caer mi peso sobre ella, mi pene entro profundamente hasta el fondo abriendo por primera vez el ano de Tamara mas allá de los limites que ella pensaba posibles.
-¡AAAAAhhhhhhmmmmmggggg!! – se quejo Tamy al tiempo que mordía la colcha para ahogar un poco el grito combinado de placer y de dolor.
Una vez adentro me quede unos instantes ahí, deje que mi pene se deleitara con la forma en que me apretaba deliciosamente el culo recién abierto de Tamara, sentía claramente en mi verga esas pequeñas contracciones de los músculos de su esfínter acomodándose a la presencia del objeto intruso y empecé a bombearla, pero despacio, estaba prácticamente encima de ella, así que me apoye con las dos manos en sus omoplatos y me levante para poder bombearla más a gusto, mas cómodamente, siendo Tamara tan delgada paso por mi mente que la podía quebrar en un momento dado, pero la verdad es que las mujeres son más fuertes de lo que suelen parecer, por eso mis embestidas empezaron a tomar ritmo…cada vez más rápido, cada vez entrando en su culo con más fuerza.
-!Ahhhhhsiiii!, ¡ahhhh! ¡Ay! ¡Ahhhhh!, ¡ahhhh! ¡Auch! ¡Ahhhhh! – Se quejaba notoriamente Tamy en una mezcla de placentera protesta, una queja de gusto y de deleite al sentirse poseída por mí en su culito pequeño pero respingón.
-¡Me encantas Tamara!- le confesé en un momento dado, no pude resistirme a hacerle esa confesión – ¡traía muchas ganas de cogerte por el culo desde la primera vez que te vi…! ¡Mmmmjummm! -Y empuje más fuerte.
-Tuya soy… ¡Ahhhhh!, Te pertenece mi cuerpo… ¡Ahhhhh!, ¡ahhhh!… ¡Soy tu esclava…!
Escucharla sometiéndose a mí, de esa manera, y cuando dijo las últimas palabras apretó lentamente su culo respingón contra mi pelvis, fue una sensación increíble, mi pene reacciono de inmediato alcanzando su máxima erección firme y rígida, ella debió sentir mi pene creciendo entre los cachetes de sus nalgas, porque inicio un movimiento circular tratando de incrementar mi placer y el suyo propio.
En ese sentido es muy parecida a su hermana, Julie solía hacer lo mismo cuando me la cogía por el culo, no sé si alguna vez lo hablaron o simplemente está en su genética moverse así de manera natural así, pero agradecí el movimiento cogiéndomela más lentos para así disfrutar ese vaivén tan rico que me estaban dando sus nalgas, y sin duda fue muy placentero para ambos, me bastaba estirar un poco la cabeza a la derecha para ver su rostro, mantenía sus ojos cerrados y entre gemidos ahogados su boca dibujaba una deliciosa sonrisa de satisfacción.
No hay nada ya… tocarla por dentro así, tan bello es tenerla así a mi merced…
Mientras me la cogía con mis manos me dirigí a sus nalgas, magreandole las nalgas y apreciando la belleza de estas, me excite y me emocioné con esta parte de su cuerpo, en un arrebato de pasión y de furia sexual le di caña con cierta fuerza pero en mi distracción me salí de ella, mi pene se escapo de su culo y en la inercia al tratar de volver a metérsela me lastime el pene al golpear el perineo del culo.
-¡Auchh!!! – exclame al sentir el dolor y eso provoco que ella se volteara de inmediato a verme preguntándome si estaba bien.
-Sí, no es nada, solo me dolió un poco…- le explique innecesariamente.
Tamara dejo caer su culo y su cuerpo sobre la cama para después voltearse lentamente dejándome apreciar otras partes de su anatomía, y así, hincado como estaba ella se deslizo por debajo de mis piernas hasta quedar a la altura de mi pene el cual beso con mucho cuidado, después lo metió en su boca pero hizo una mueca de desagrado, sin duda el sabor del aceite para bebe no fue de su gusto por lo que se limito a masturbarme lentamente puso sus manos en mi pene sobando y haciéndome una buena chaqueta, la rigidez que había perdido por el dolor lo recupere fácilmente con sus caricias.
Desde esa posición trato de hacerme una “rusa”, lo que algunos conocen como “cubana”, que consiste en masturbar el pene con los pechos de la mujer, pero desafortunadamente sus pechos no eran muy grandes, por lo que no pudo hacerlo como ella quería y a mí me hubiera gustado, pero me complació mucho su intención, y esa sensación de sus suaves pechos pequeños acariciándome mi pene como podía, por lo que decidí compensarle el esfuerzo, le pedí que se quedara quieta así como estaba y me baje de la cama hincándome en el tapete hasta donde ella tenía los pies plantados al deslizarse para quedar a la altura de mi pene, desde ahí le tome las piernas y se las abrí subiéndolas en forma de una “V” muy abierta, y le di un lengüetazo en su húmeda rajita.
-¡Oohhhm! Qué ricoooo!- exclamó con agrado al sentir el inicio de mis nuevas chupadas.
Por unos minutos me dedique a chuparle, lamerle, mordisquearle, besarle, y darle dedo en el culo al mismo tiempo, no tardo mucho en sentir que se correría, pude sentir ese temblorcito claramente entre mis dedos que se introducían descaradamente en su culito ahora más abierto que nunca antes.
-¡No te pares Lalo…! ¡ya siento como voy a llegar!- me dijo…-¡Ahhhhhhh…! ¡oh …! ¡ahhhhh…!
Le levante las piernas aun mas, casi llegando hasta atrás, quedo prácticamente con los talones poco más arriba de su cabeza y ofreciéndome obscenamente sus dos agujeros para mi placer, me levante rápido para no perder el momento, ella se empezó a masturbar el clítoris mientras tanto y al acercar mi pene, lo masturbo también al mismo tiempo que lo dirigía hacia ella, por un minuto o un poco más, Tamara se masturbo con mi tranca a lo largo de su raja, pero sin introducírselo, y yo la dejaba hacer, le cedí la iniciativa porque era deliciosa la sensación de verdadero placer.
En cuanto me soltó retome la iniciativa y me enfile a su culo, le puse la cabeza en el agujero y lentamente se la metí de nuevo, Tamy me miraba a los ojos mientras yo hacía eso, profirió un gemido parecido a un suspiro de alivio: -¡Uhhhh! ¡Ahhh!- y siguió masturbándose ahora un poco más rápido, yo le sujetaba por los muslos mientras tanto para mantenerla así, completamente abierta, pero después tome sus tobillos, como si mis manos fueran grilletes que le aprisionaban fuertemente.
-¡Ahhhyyy Dios mio!…. Ahhh ohhhmmmm! Quédate adentro- Me decía ella, ahora entrecerrando los ojos y recuperando el ritmo que teníamos para hacerla correrse, quería sentir su venida en mi…
Aumente el ritmo lentamente, era una delicia, esa manera de apretarme… al parecer darle por el culo activaba nuevas áreas del placer para mi pequeña Tamy, ella abrió el compás lo más que pudo, tanto que le arremetí el culo retacándole mi trozo de carne con una fuerza producto de esa calentura que me había despertado, y le di con fuerza… una, otra, otra y muchas veces mas… sus gritos de placer se intensificaron aún más indicándome que venía una corrida descomunal… pero también venia mi leche en camino…
-¡Aaaaahhhhssssssiiii! Mi amor- me dijo mientras llegaba esa ola caliente y desbordante que era su orgasmo, un chorrito de liquido viscoso y claro salió de su almeja salpicándome el vientre lo cual me pareció muy rico y sin poderme contener más mi escroto se contrajo acercando mis huevos hacia mí, se acelero mi pulso dando fuertes latidos y un chorro de leche le deje ir por todo su culo inundándolo de mi semen, alcanzamos un inusitado placer… Por completo.
Le solté los tobillos dejando la marca de mis dedos en su blanca piel, Tamara dejo que su cuerpo se desmadejara como una muñeca de trapo, pues aun estaba disfrutando de las ultimas oleadas de su orgasmo y yo me deje caer encima sosteniendo mi torso sobre mis manos que apoye en la cama, quedando mi cara muy cerca del rostro de Tamy que aun estaba con los ojos cerrados disfrutando el éxtasis del momento.
Nos quedamos así… unos minutos… disfrutando la dicha de compartir nuestros orgasmos…
Sin duda ella sintió mi respiración porque abrió los ojos y no se extraño de estar tan cerca, simplemente me tomo del rostro acercándome a ella para darnos un larguísimo beso, dejándole enterrada la verga, sintiendo la manera en que su esfínter se apretaba a mi tronco de carne, no tardo mucho mi pene en perder su rigidez y ya débil y encogido se fue saliendo poco a poco dejando que parte de mi semen escurriera de su culito enrojecido cayendo como una pequeña cascada hacia el tapete.
-¿Escribirás algún día esta historia?- Me pregunto con una sonrisa.
-Lo hare, pero no esperes que eso sea pronto… – fue mi respuesta.

Ha pasado mucho tiempo desde esa última vez que vi a Tamara, nos escribimos de vez en cuando por correo, y nos mantenemos al día el uno del otro a través del Facebook, ahora vive en Vallarta, colabora con una asociación ecologista y atiende un negocio dedicado al turismo, tiene un nuevo novio con el que parece que algún día se casara, está terminando su tesis y tal y como le prometí alguna vez, escribo esta historia.

EPILOGO
Julie no volverá a mi vida y nadie podría sustituirla, ni siquiera su hermana por mucho que ella se esfuerce o yo trate de encontrar a Julie en ella, este es un círculo cerrado en mi existir, pero la vida sigue y es necesario iniciar nuevos ciclos, es momento de realizar un nuevo capítulo y definitivo… escribo justo al acabar este relato y empiezo a redactar un anuncio para publicar en la internet, en una página de contactos bdsm.
“Sí te sientes atrapada en un mundo que tú misma has ayudado a crear, o eres una mujer dominante con todos pero te has hartado de ser responsable, y piensas que sería lindo que alguien te cuide y tome el control de ti, ó eres una chica interesada en conocer actividades de las cuales solo has escuchado mencionar, tengo una propuesta para ti.
Busco una chica que desee ser mi sumisa para una relación de tipo juego de rol, en este juego erótico basado en las normas del BDSM serás mi esclava sexual, mi cachorrita, mi aprendiz, serás cuidada, protegida y educada por mí, me gustaría explicarte ampliamente los alcances de mi propuesta, sí estas interesada comunícate conmigo por correo para determinar limites e interés mutuos, inicialmente la relación sería virtual, después ya veremos.
Ofrezco Seguridad, Discreción, apego a las normas internacionales BDSM (Sano, Seguro y Consensuado) y apoyos adicionales a convenir”.

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